CARTA DE ZWEIG A BUBER
  • ZWEIG Y EL JUDAíSMO

    Aunque Zweig era hijo de padres judíos, la religión no jugó un papel importante en su educación. Cuando le entrevistaron sobre este tema dijo: "Mis padres eran judíos por casualidad". Zweig creía en el universalismo y en el europeísmo, y adoptó el judaísmo en la medida en que este apoyaba dichas ideas. Sin embargo, no renunció a él y escribió repetidamente sobre los judíos y sobre temas judíos, como por ejemplo en su relato Mendel, el de los libros. Esta identidad fue sin duda significativa: "Me he interesado por temas judíos toda mi vida", escribió, "y he sido vitalmente consciente de la sangre judía que llevo desde que tuve conciencia de ella".

  • ZWEIG Y EL MOVIMIENTO SIONISTA

    Zweig rechazó de lleno el movimiento sionista que aspiraba a crear un hogar nacional para todos los judíos en su patria histórica. Se negó a formar parte de "movimientos nacionalistas fanáticos" y creía que el hecho de ser judío no era un obstáculo para orientar su vida de acuerdo con valores humanísticos. En su carta al famoso filósofo judío Martin Buber, escrita el 24 de enero de 1917 durante la Primera Guerra Mundial, Zweig explica su actitud hacia el judaísmo y el sionismo. Entre otras cuestiones, Zweig menciona también las "opiniones fanáticas y nacionalistas" del amigo íntimo de Kafka, Max Brod.

  • LA CARTA A BUBER

    […] En cuanto a mis sentimientos como judío, nunca me he sentido tan libre como ahora, en los días de la decepción nacionalista. Difiero de usted y sus seguidores en el hecho de que nunca he querido que el judaísmo se convierta de nuevo en nación, reduciéndose así a competir con las realidades presentes. Amo la Diáspora y la apoyo por su idealismo, así como por su llamamiento humano y universal.

    No deseo otra unión que la del espíritu, el único factor real que tenemos en común, nunca la de la lengua, la de la nación, la de las tradiciones, simplificaciones bellas pero peligrosas.

    Considero la situación actual como la mejor para la humanidad: una entidad sin lengua, sin lazos, sin patria, unida únicamente a través de su propio aura. Me parece que cualquier unificación más cercana y tangible deterioraría esta situación incomparable. La única cualidad que debemos reforzar es la de no ver esta circunstancia como una humillación sino más bien aceptarla con amor y con plena conciencia, como lo hago yo. […]